> HISTORIA Y GEOGRAFIA NIVEL MEDIO: ROMA

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Este blog es un espacio diseñado para los alumnos del nivel medio. Aquí encontrarán programas, contenidos y actividades de la asignatura Historia y Geografía. También podrán acceder a distintos recursos, diarios, películas, videos, textos, música y otros que contextualizan los temas desarrollados en clase.

Prof. Federico Cantó

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martes, 22 de octubre de 2013

JULIO CESAR, ORÍGEN DEL IMPERIO ROMANO

 Ver anterior: ROMA, LA EXPANSIÓN TERRITORIAL
Ver siguiente: EL IMPERIO ROMANO

En el Libro LUCHAS SOCIALES EN LA ANTIGUA ROMA
Profesor LEÓN BLOCH
Editorial Claridad. Buenos Aires
Revista de Arte, Crítica y Letras
Tribuna del Pensamiento Izquierdista Fundada el 20 de febrero de 1922

Pompeyo, a pesar de sus éxitos militares, no era el hombre que al principio todo el mundo se había figurado; como Sila, no era más que un oficial y por eso carecía de la mayor parte de los requisitos para convertirse en dominador del Imperio mundial y en fundador de una monarquía. Tampoco tenía las dotes políticas indispensables para tamaña empresa. Pero una necesidad produce siempre, en el momento oportuno, al hombre que se precisa y así surgió también para Roma, sumida en desvarios y turbulencias, el salvador: Cayo Julio César.

La aristocracia estaba en bancarrota y hasta su elocuente abogado, Cicerón, dejaba entrever con bastante claridad que la idea de una monarquía —él pensaba en Pompeyo— no le sería antipática, siempre que aquél fuera un señor benigno respecto al Senado y sus partidarios. Al tiempo de la revolución de Catilina, César estaba aún en los comienzos de su cañeta, política. No obstante pertenecer a una familia muy noble, de vastas relaciones con el mundo aristocrático, reconoció con su aguda mirada que en esta parte no se podía recoger ni honores ni poder. Aquí, bajo la protección de un gobierno nepotístico, no le hubiera quedado más que vegetar; por esto, joven aún, pasó a la oposición, contribuyendo por su parte a la eliminación de los últimos restos de la reacción silana. Cuando Rulo y Catilina empezaron a desarrollar su programa social, se mantuvo por cierto callado, pero todo el mundo en Roma sabía que él tenía aspiraciones semejantes. César no desconocía ciertamente el germen sano y fecundo contenido
en la ley de Rulo, pero estaba también firmemente convencido de que bajo las formas políticas ya anticuadas todas las tentativas reformadoras debían resultar ineficaces. En aquel entonces debe haber ciertamente pensado, en la intimidad de su espíritu, que también él hubiera podido ser llamado a encabezar la revolución. Ni era rico como Craso, ni tenía tras de sí una espléndida carrera militar como Pompeyo. Si quería contar con un séquito, no tenía que precipitar los acontecimientos, sino primeramente competir con Pompeyo con magníficos gestos militares, destruir el nimbo de su irreemplazabili-dad y con un porte imponente, aunque le costara muchas deudas, hacer la misma cosa respecto a Craso, el segundo rival, personalmente menos destacado. Eran estos los conceptos más vivos que de la monarquía tenía la fantasía popular, y César logró imponer por ambos lados al pueblo romano el reconocimiento de su índole dominadora, quitando así al avaro Pompeyo y a Craso, menos valiente guerrero, su posición predominante.

Cuatro años después de la caída de Catilina, César llegó al consulado. Su más importante acto de gobierno fue el reparto de los últimos grandes terrenos que el Estado tenía en la feraz Campania. Este era un índice seguro de cómo aprobaba el contenido social del programa de Catilina. También los veteranos de Pompeyo fueron favorecidos bastante en el reparto, así que el ejército, a pesar de haber sido despedido, quedó disponible para un próximo futuro. César creía aún deber necesitar a Pompeyo para dar juntos el golpe contra el partido aristocrático - republicano. Con el consulado de César el partido aristocrático se acabó para Roma. Todos los otros problemas fueron relegados ahora a segundo plano frente a este solo: ¿quién sería la persona que saldría victoriosa del número de los aspirantes a la regencia? Los años siguientes son los de la agonía de la República. Esta se defendió desesperadamente, pero no volvió jamás a ser vital. Ni siquiera la potencia y el prestigio de Pompeyo pudieron mantener al "anden régime", como tampoco éste a aquél, cuando, arrepentido, buscó refugio en los brazos del Senado contra el rival que se volvía cada vez más poderoso. La lucha terminó con la victoria de César (batalla de Farsalia, 9 de agosto del año 48), con la implantación de la monarquía. La aristocracia intentó arrebatarle el premio del triunfo recurriendo al asesinato, pero tampoco por este camino era ya posible infundir nueva vida al cadáver de la república. No se logró más que hacer estallar de nuevo la lucha por la persona del dominador. Los nuevos aspirantes efectuaron juntos un espantoso proceso contra el partido de los asesinos, los enemigos de la monarquía, para luego conducir la lucha como un negocio personal. Trece años más tarde el hijo adoptivo de César, César Octaviano Augusto, pudo —después de haber vencido a su último rival, Marco Antonio, en la batalla de Actium (31 antes de Cristo)— asumir la regencia y fundar una dinastía, la que supo afirmarse por un siglo para luego ceder el lugar a otra.

Sería grave error concebir el traspaso de la república a la monarquía como ligado a cambios políticos y sociales claramente visibles. Social y políticamente, todo parecía haber quedado en el estado de antes. El pueblo siguió siendo soberano y tampoco al Senado fueron formalmente mermados sus plenos poderes. El emperador era un empleado extraordinario, pero inviolable gracias a su poder tribunicio y en condición dé hacer valer todas sus proposiciones por el mando militar supremo (imperium). Debían transcurrir siglos antes de que la monarquía fuera reconocida también en la forma y desapareciera la representación de la continuación de la república. Sin embargo, la monarquía existía ya de hecho y las consecuencias fueron muy beneficiosas.

La característica más esencial de esta nueva monarquía era la existencia de un poder supremo, irresponsable y vitalicio. Ante el titulan de este poder todos se volvieron poco a poco iguales. Tiene el derecho de vida y muerte; puede, como protector del más débil, poner fuera de combate hasta al adversario más potente; puede intervenir en todas las cuestiones administrativas, judiciales y militares. Todas estas facultades constituyen para un gobierno metódico y justo una garantía mucho más segura que la dominación camorrística de una exigua fracción política y las recíprocas obligaciones y manejos de los funcionarios y empresarios. La monarquía produjo una nivelación de la población, en la cual fueron desapareciendo con relativa celeridad tanto las diferencias de casta como las de nacionalidad. Si bien los senadores y los caballeros siguieron gozando de sus relevantes privilegios, el derecho imperial de otorgar y quitar esas dignidades frenaba de manera muy eficaz la acción de las camarillas.

De consecuencias mucho más trascendentales fue el relajamiento de las diferencias nacionales. Aun cuando las provincias no fueron sistemáticamente colonizadas, penetró, sin embargo, en las masas la idea de que cada fuerza laboriosa encontraría en las provincias un campo de aplicación provechosa. Lo que los grandes tribunos habían proyectado demasiado prematuramente y no habían podido realizar a pesar de sus esfuerzos espasmódi-cos, iba efectuándose, ahora que los tiempos estaban maduros, casi por sí mismo. Desde que el segundo emperador, Tiberio, quitó a la Asamblea popular los asuntos políticos para transferirlos al Senado, el derecho de voto había dejado de ser un artículo comercial, por lo cual la emigración se tornó casi obligatoria. 

Roma e Italia dejaron por fin de nutrirse con la expoliación de las provincias. Ahora cada cual tenía que trabajar, si quería vivir y poseer algo, y los gastos del gobierno debían ser soportados por el itálico igual que por el provinciano con sus impuestos. Esta obligación al trabajo fue la panacea que trajo el saneamiento de Italia. Y si Roma siguió siendo, ciertamente, una ciudad de chusma, mendigos y haraganes, un punto de concentración de existencias ociosas, comparte este destino con cada metrópoli. Por otra parte, el nuevo poder central, con su corte fastuosa, visible para todo el pueblo, fomentaba necesidades nuevas y más altas, cuya satisfacción requería un trabajo continuo y bien remunerado. Las provincias, en fin, libradas de sus espíritus torturadores —los famosos procónsules o propretores— se convirtieron en países de cultura lozana, llenos de actividad y vivacidad intelectual.
La vieja y limitada burguesía del "Urbe" fue reemplazada por la burguesía imperial o, mejor dicho, mundial. La potente voluntad en Roma mantenía la unidad del conjunto, pero dentro de este gran conjunto los miembros y las partes tenían suficiente libertad en sus constituciones municipales, de manera que se evitaban los perjuicios de un gobierno rutinario desde arriba. Y aun cuando la cultura de la era imperial romana no produjo las flores magníficas y seductoras que se abrieron en algunos lugares por el concurso y a costa de medios y factores de afuera, la suma de cultura en esta época, tan a menudo denigrada, está mucho más arriba de la de los tiempos de Pericles, del Renacimiento italiano, etc. Y el que no quiere reconocer nada de lo que produjo aquella época, tendrá por lo menos que admitir que en ella la idea de la fraternidad humana encontró por primera vez su expresión en el derecho civil que fue abarcando a todo el mundo, y en la religión romana, el cristianismo, igualmente universal

miércoles, 20 de junio de 2012

CRISIS DEL IMPERIO ROMANO - EL COLONATO



La crisis del sistema esclavista: el colonato

A partir del siglo III, la actividad urbana y el comercio romanos decayeron progresivamente. Muchos artesanos abandonaron las ciudades, buscando seguridad y trabajo en las tierras de los propietarios de latifundios. Las guerras civiles y las invasiones bárbaras hicieron insegura la existencia en las ciudades. Los constantes ataques a barcos comerciales impidieron el intercambio en el Mediterráneo.

El final de las guerras de conquista por parte del Imperio significó, entre otras cosas, la pérdida de una de las principales fuentes de riqueza: los esclavos. Esta situación provocó escasez y, por lo tanto, encarecimiento de la mano de obra esclava. Ante la crisis, muchos propietarios de latifundios liberaron a sus esclavos, que se establecieron en las tierras de sus antiguos amos en calidad de colonos libres. Estos fueron la base de un sistema conocido como colonato.

El colonato consistía en que el propietario de un latifundio entregara al colono libre una porción de tierra, elementos de labranza y una parte de la cosecha para que el trabajador rural y su familia pudiesen mantenerse. A cambio, el colono debía pagar fuertes tributos al dueño de la tierra quien, de esta manera, aumentaba sus ingresos.

Dentro de la propiedad había también artesanos que producían lo necesario para el propietario, para los colonos y para los esclavos. Esto llevó a que las grandes propiedades se autoabastecieran y se apartaran de los circuitos comerciales. Así, el propietario se fue convirtiendo en un soberano que gobernaba en su tierra, sobre sus colonos y esclavos. Su residencia estaba protegida por murallas y se desentendía de las decisiones del poder central. Por lo tanto, a los funcionarios imperiales se les hacía muy difícil cobrar los impuestos en esos latifundios.

Cambios en la sociedad

La decadencia del comercio y del artesanado, así como el aumento de los latifundios basados en el colonato, provocaron una notable disminución de los ingresos del Estado. Ante la necesidad de seguir atendiendo a los crecientes gastos del ejército, de la distribución de granos y de la burocracia, el Estado decretó un aumento de los impuestos, que recayó básicamente sobre las clases populares urbanas y sobre los pequeños propietarios libres. Ello provocó la huida de artesanos y campesinos hacia las nuevas explotaciones agrícolas, donde buscaron la protección de los grandes propietarios y se convirtieron en sus colonos.

Esta movilidad de la población trastornó aún más el sistema fiscal del Imperio, puesto que hacía difícil calcular lo que debía pagar cada contribuyente. Por esta razón, el Estado decretó una serie de medidas por las que los colonos eran unidos a la tierra, los artesanos eran vinculados con su oficio y, finalmente, las profesiones eran declaradas hereditarias, de modo que el hijo era obligado a desempeñar el mismo trabajo de su padre.

Adaptado de A. M. Ballarini y otros, Trabajos prácticos de Historia,1º BUP,  Madrid, Akal, 1989.

ACTIVIDAD N°41:

  1)        Redactá textos breves donde establezcas la relación que existe entre:

a)         Colonato – Esclavitud
b)        Aumento de impuestos – latifundios
c)         Decadencia urbana – oficios hereditarios

domingo, 17 de junio de 2012

EL IMPERIO ROMANO

Ver anterior: LA EXPANSIÓN DEL IMPERIO ROMANO

 ¿Qué era un imperio en la Antigüedad?

Un imperio es una unidad política. Se llamaba imperio al sistema político que contenía grandes territorios dominados y controlados por una región central. La figura más importante era el emperador, quien ejercía las funciones de jefe del ejército y autoridad suprema.

La centralización política del imperio era su fuerza, pero también su mayor debilidad. Era su fuerza, porque esa centralización aseguraba que desde los territorios dominados llegara al centro la recaudación de tributos e impuestos. Además, desde el centro se organizaba y se desarrollaba la producción y el comercio.

Pero la centralización política también era la debilidad del imperio, porque, para controlar y gobernar esa enorme organización hacía falta un gigantesco ejército de soldados, y además, una enorme cantidad de funcionarios que formaban una burocracia.

Adaptado de M. Alonso, R. Elisalde, y otros, El origen de la Europa Moderna y el mundo contemporáneo,  3er ciclo EGB,  Buenos Aires, Aique, 1997.

 La riqueza del Imperio



Durante los siglos I y II d.C., el Imperio Romano alcanzó la máxima extensión de sus fronteras. Creció la producción agrícola, se descubrieron nuevos yacimientos de minerales, la producción de artesanías creció junto con las necesidades del ejército y de las numerosas ciudades nuevas, y se desarrolló el comercio en las distintas zonas del Imperio. Como consecuencia de este desarrollo, se generalizó la circulación de moneda.

Sin embargo, la organización económica del Imperio Romano se mantuvo dentro de una relativa simplicidad. Roma, pese al gran auge de la manufactura y el comercio, durante la época imperial, continuó siendo una sociedad agrícola.

Adaptado de El origen de la Europa Moderna y el mundo contemporáneo, obra citada.

Las calzadas o vías romanas

Las comunicaciones dentro del imperio romano resultaban difíciles por la enorme extensión de su territorio. Más allá de las comunicaciones marítimas que permitía la navegación costera del mediterráneo debieron comunicar por tierra las diferentes provincias.

Los romanos eran grandes  constructores de calzadas (en latín, vías calzatas), es decir, caminos pavimentados que comunicaban Roma con todos los rincones de su Imperio. Éstas permitían  el paso de las legiones de soldados,  los carros de los mensajeros imperiales, el traslado de personas y mercaderías de un punto a otro del extenso territorio. Las calzadas servían para comunicar ciudades y aldeas. En las encrucijadas de las rutas se levantaban ciudades o fortalezas para controlar y vigilar los traslados.



ACTIVIDAD N°37:

   1)        Definí el concepto de imperio.

  2)       ¿Cuáles eran las ventajas y desventajas de la organización imperial?

  3)      Confeccioná una lista con las actividades económicas del imperio romano.


Ver siguiente : ROMA Y LA EXPANSIÓN URBANA


lunes, 11 de junio de 2012

ROMA: LA EXPANSIÓN TERRITORIAL

Ver anterior: ROMA: EL SISTEMA ESCLAVISTA

La expansión y el poderío del Imperio Romano

Entre los siglos IV y II a.C., Roma se adueñó definitivamente de la actual Italia y comenzó su expansión territorial fuera de la península. Esa expansión no se detuvo hasta el siglo III d.C. Los ejércitos imperiales, llamados legiones, contribuyeron al sometimiento de los pueblos que conquistaron. Para gobernar tan vastas regiones se organizó un Imperio, dividido en unidades administrativas llamadas provincias. Como siempre, antes de comenzar el estudio de un pueblo, es importante ubicarlo en un mapa.

a) Analizá el mapa y leé las referencias que lo acompañan.

MAPA DE LOS TERRITORIOS CONQUISTADOS POR ROMA


ACTIVIDAD N°36:

1) Roma extendió sus dominios más allá de Europa y dividió su territorio en provincias, identificá  los nombres de las mas importantes en Europa, Asia y Africa. luego realizá una lista con sus nombres y el continente donde estaban ubicadas.

2) Las provincias romanas fueron el origen de algunos de los actuales países europeos. Averiguá a qué países actuales corresponden los territorios del antiguo Imperio.

3) ¿Qué motivo llevó a la organización del imperio?

Ver siguiente: EL IMPERIO ROMANO

viernes, 8 de junio de 2012

ROMA: EL SISTEMA ESCLAVISTA

Ver anterior: ROMA: SOCIEDAD Y GOBIERNO


La esclavitud para los romanos

Cuando los romanos realizaban sus campañas militares, capturaban gran cantidad de prisioneros de guerra que eran incorporados al trabajo como esclavos. Así, hacia el siglo II a.C., el esclavismo ya se había transformado en el modo de producción predominante. Lo mismo había ocurrido tres siglos antes en Atenas.
ESCLAVOS ROMAMOS
La sociedad romana: el sistema esclavista

Durante el siglo III a.C. fueron surgiendo grandes propiedades llamadas latifundios. Se formaron a medida que los ricos incorporaban a sus propiedades las parcelas vecinas, pertenecientes a los campesinos más pobres, por medio de la compra o arrebatándoselas por la fuerza. Para trabajar los campos, cuidar el ganado y realizar las tareas domésticas, adquirieron esclavos, en su mayoría prisioneros de guerra. De este modo, Italia pronto se pobló de esclavos.

En Roma, como antes había ocurrido en Atenas, los esclavos carecían de todo tipo de derechos y podían ser vendidos o comprados como cualquier otra mercadería. Su condición era hereditaria, es decir, los hijos de los esclavos nacían esclavos y eran propiedad del amo. Los esclavos se vendían en plazas, sobre tablados giratorios. En el cuello llevaban colgado un cartel con todas las características que podían interesarle al comprador: nacionalidad, edad, cualidades y defectos.

Ejecutaban todo el trabajo pesado, ya fuera en las minas o en el campo. Algunos, los más afortunados, podían dedicarse a administrar las propiedades rurales o los negocios de sus amos, al trabajo doméstico, o a la educación de los hijos de los patricios y de los plebeyos enriquecidos .Ciertos esclavos se convertían en gladiadores, su oficio era luchar hasta morir en los juegos romanos. Otros trabajaban como remeros en las embarcaciones romanas. Estos últimos eran propiedad del Estado romano y llevaban una vida muy desdichada: encadenados bajo cubierta, su suerte estaba atada a la nave. Si esta era atravesada por el espolón de una nave enemiga se hundían con ella.

En Roma, a diferencia de lo ocurrido en Grecia, los esclavos no se resignaron a su situación. En varias ocasiones organizaron grandes rebeliones que durante un tiempo mantuvieron en vilo a la República Romana. La más importante de todas fue la que condujo Espartaco, un esclavo guerrero de origen tracio. Después de infligir serias derrotas a varias legiones romanas, la rebelión fue sofocada a un terrible precio: 60.000 esclavos, incluido Espartaco, murieron en la lucha, mientras 6.000 fueron tomados prisioneros y crucificados. El mensaje era claro: esa era la suerte que les esperaba a los esclavos que osaran rebelarse.

Extraído de R. Bertoncello, P. García y otros, Ciencias Sociales. Historia, EGB 7, Buenos Aires, Santillana, 1997.

ACTIVIDAD N°35:  Releé el texto anterior y resolvé las siguientes consignas.

1) ¿De qué maneras se aseguraban los romanos el reclutamiento de esclavos?

2) Definí qué era un latifundio y explicá como se formaron en Roma

3) ¿Cuáles eran los trabajos y las actividades que realizaban estos esclavos?

4) Considerando la multitud de tareas a las que estaban obligados y las condiciones de explotación a las que estaban sometidos, explicá con tus palabras la siguiente frase:

“En Roma, el llamado sistema esclavista, basado en la explotación de los esclavos, fue la base de la economía del imperio”.

Ver siguiente: ROMA: LA EXPANSION TERRITORIAL

sábado, 2 de junio de 2012

ROMA: SOCIEDAD Y GOBIERNO



ROMA: SOCIEDAD Y GOBIERNO

La ciudad de Roma fue fundada en el siglo VIII a.C. Al principio, era una pequeña aldea de chozas de barro que se fue extendiendo por las colinas y los valles que la rodeaban. Hacia el siglo VI a.C., las casas ya eran de piedra y la ciudad se organizó en torno del foro, la plaza pública, centro de la vida cívica.

La comunidad estaba formada por un conjunto de familias, cada una de las cuales vivía en su propia casa. Además, distintas familias formaban grupos llamados gens. Las personas que formaban cada gens no estaban unidas por lazos de parentesco sanguíneo, sino por un vínculo cultural: reconocían un antepasado común al que le rendían culto. Estas familias poderosas formaban un grupo diferente del resto de la sociedad: los patricios (del vocablo latín patres, que designaba al miembro fundador de una gens). Los patricios controlaban las mejores tierras y consideraban que tenían derechos otorgados por el nacimiento. Durante los primeros siglos de la historia de Roma formaron un grupo cerrado y poderoso que controló las instituciones de gobierno.
  
A medida que la ciudad fue creciendo, la mayoría de los habitantes quedó excluida del grupo de los patricios. A las gens pertenecían otras personas o grupos de origen extranjero: los clientes. Estos estaban sometidos al poder y a la protección del jefe familiar, a quien le debían trabajo y obediencia. Fuera de las gens existía un amplio grupo de personas, los plebeyos, a los que se llamaba multitud porque eran muy numerosos. Los plebeyos se encontraban en un plano de inferioridad política y económica frente a los patricios. Entre la plebe también existían diferencias: los artesanos y los comerciantes estaban en mejor situación que los campesinos.

En el siglo VI a.C., las familias más poderosas se rebelaron y cambiaron la forma de gobierno: la monarquía fue sustituida por la República, gobernada por dos cónsules y un Senado integrado por patricios. Los plebeyos debieron luchar por la participación política, la igualdad de derechos y la obtención de tierras. Después de sucesivos conflictos, lograron acceder al cargo de cónsul y obtuvieron la creación del cargo de tribuno de la plebe, que era elegido anualmente por una asamblea de plebeyos.



Recién en el siglo III a.C., la lucha entre patricios y plebeyos había terminado. Por entonces, Roma se había convertido en la dueña de toda Italia y comenzó su expansión territorial fuera de la península. Esta expansión, que no se detuvo hasta el siglo III d.C., transformó la sociedad romana.



Adaptado de C. Barros, B. Bragoni y otros, El libro de la sociedad en el tiempo y en el espacio, EGB 7, Buenos Aires, Estrada, 1996.

Ver siguiente: ROMA: SOCIEDAD ESCLAVISTA

ACTIVIDAD N°34:

1. DefinÍ el concepto de GENS

2.  ¿Qué grupos sociales aparecen mencionados en el texto que leíste?

3.¿Qué diferencias había entre ellos?

4.Organizá la información sobre los grupos sociales y sus características en un cuadro.comparativo,

5 ¿Por qué los plebeyos iniciaron su lucha contra los patricios? ¿Qué pasó cuando acabaron estas luchas?



miércoles, 30 de mayo de 2012

ROMA: MONARQUÍA, REPÚBLICA, IMPERIO


La progresiva expansión de Roma
                   
La historia romana puede dividirse en tres períodos, de acuerdo con el tipo de gobierno adoptado: Monarquía, República e Imperio. Desde su fundación en el siglo VIII a.C., y durante dos siglos, Roma fue una pequeña ciudad-estado, gobernada por un rey cuyo poder estaba limitado por los patricios, que eran los terratenientes de la ciudad (se llamaban a sí mismos “los mejores”).

ROMA SIGLO VI a.C.
En el siglo VI a.C., Roma se convirtió en una República y comenzó a expandirse territorialmente. Fue creciendo en riqueza y en poder militar hasta formar un extenso Estado que abarcó toda la cuenca del mar Mediterráneo. En la primera etapa de expansión, Roma sometió definitivamente a los pueblos vecinos, entre ellos, a los etruscos. En los últimos años del siglo IV a.C., los romanos dominaron los pueblos del centro de Italia y, a la vez, establecieron alianzas con los griegos del sur para hacer frente a los cartagineses, quienes controlaban el Mediterráneo occidental.



 Al comenzar el siglo III a.C., Roma ya dominaba toda Italia central. A mediados del siglo III a.C. Roma entró en guerra con Cartago, la principal potencia marítima del Mediterráneo. Luego de un largo enfrentamiento conocido como guerras púnicas, en el siglo II a.C., los romanos vencieron a los cartagineses y controlaron el Mediterráneo occidental.





Las guerras con Cartago tuvieron consecuencias muy importantes para Roma. La enfrentaron con las potencias del Mediterráneo oriental a las que finalmente también dominó. Uno a uno, Roma fue dominando los reinos helenísticos, cuyos reyes, en algunos casos, se rindieron sin luchar ante los generales romanos para conservar el trono u obtener alguna otra ventaja. Roma se transformó en un imperio y alcanzó su mayor expansión territorial durante el siglo I d.C.








ACTIVIDAD N°33:

1)      Dibuja una línea de tiempo donde figuren los períodos de la historia de Roma.

2)     Observá los mapas de la expansión territorial de roma, identificá a que periodo corresponde cada uno nombrando los hechos que permitieron la expansión.



































3)   ¿Por qué los romanos llamaban al mar Mediterráneo “Mare Nostrum”, es decir “nuestro mar”? 

lunes, 28 de mayo de 2012

ROMA Y EL ESPACIO GEOGRAFICO

Ver anterior: HELENISMO


El espacio que ocuparon los romanos.


La península itálica avanza dentro del mar Mediterráneo, acercándose al continente africano. De esta manera, “divide” en dos zonas al Mediterráneo. Esta posición le dio, a lo largo de su historia, una gran importancia estratégica. Además, la existencia de un clima favorable para el desarrollo de las actividades agrícola-ganaderas propició el ingreso a la península de pueblos de diversos orígenes. 

Muchos de estos pueblos ingresaron desde el norte, luego de atravesar la cadena montañosa de los Alpes que, a pesar de ser la más elevada de Europa, presenta algunos pasos que facilitan la comunicación.

MAPA FÍSICO DE LA PENÍNSULA ITÁLICA


La península itálica o, península Apenina, es una de las tres grandes penínsulas del sur de Europa, junto con la balcánica y la ibérica. Situada en el centro del mar Mediterráneo, entre los mares Tirreno y Adriático, limita al norte con los Alpes, al este el mar Adriático la separa del resto de Europa y de la península balcánica, al sur el mar Jónico la separa de la isla de Sicilia (en especial el estrecho de Mesina de apenas 2,0 km) y al oeste las aguas del mar Tirreno y del mar de Liguria la separan de las islas de Córcega y Cerdeña. Se encuentra recorrida de norte a sur por la cadena montañosa de los Apeninos

La península tiene una situación privilegiada para el tránsito entre Oriente y Occidente, lo que permitió el surgimiento de una intensa vida urbana en la región costera, que benefició el desarrollo de la agricultura comercial, la artesanía y el comercio a larga distancia. A partir de ese florecimiento económico, surgió la ciudad de Roma. Desde el siglo IV a.C., esta ciudad inició un proceso de expansión territorial conquistando los pueblos vecinos.


En el párrafo que vas a leer a continuación, Cicerón, reconocido orador, filósofo y escritor de la antigua ciudad de Roma, valora la ubicación estratégica de Roma en el mar Mediterráneo. 


ROMA
“Mucho ha de atender el emplazamiento de la capital quien desee fundar un Estado duradero. Rómulo eligió admirablemente. [...] La construyó en la orilla de un río cuya corriente penetra en el mar por ancha desembocadura, de manera que la ciudad puede recibir por mar lo que necesita y remitir por la misma vía lo que le sobra, estableciéndose por este camino comunicación para hacer venir lo necesario [...] como para dar salida a los productos de sus campos [...]. Eligió además un emplazamiento abundante en manantiales [...]”.

Cicerón, Tratado de la República.


ACTIVIDAD N°32:

1)       Identificá y marcá en el mapa mudo que tenés a continuación los  relieves, islas y mares mencionados en el texto.


2)       ¿Qué lugar ocupa la península itálica en el mar Mediterráneo? ¿En qué la favorecía su ubicación?
3)      Transcribí una frase del texto “La península itálica en el Mediterráneo” y relaciónala con las palabras de Cicerón.
  
  Ver siguiente: LA LEYENDA DE RÓMULO Y REMO


jueves, 10 de mayo de 2012

LAS CIVILIZACIONES DEL MEDITERRÁNEO

VER ANTERIOR: ESTADO EGIPCIO


2.7. Las civilizaciones del mediterráneo

Hace tres mil años el mar mediterráneo se convirtió en el espacio geográfico en el que se desplegaron importantes civilizaciones que pueden considerarse las iniciadoras de la cultura europea occidental. Cretenses, fenicios, griegos y romanos se sucedieron en el dominio de las aguas del Mediterráneo, de sus costas y de sus tierras interiores. Todas organizaron sociedades complejas basadas en el trabajo esclavo. El mediterráneo fue el canal que permitió intercambiar alimentos, nuevas técnicas, objetos artísticos, instituciones políticas, ideas, creencias y formas de vida.

En las sociedades antiguas del Oriente, el Estado ocupaba un lugar central en la organización de la vida económica y social. Los reyes, faraones y sacerdotes eran los propietarios de la mayor parte de las tierras y los responsables de garantizar su fertilidad mediante la construcción de diques y canales de riego; también eran responsables de organizar la producción agrícola, que estaba a cargo de campesinos libres que debían entregarles tributos.

A partir del año 1200 a.C., los pueblos que vivían en las costas del mar Mediterráneo occidental cambiaron su manera de organizarse. Durante 2.000 años, se fue formando una nueva sociedad con los aportes de distintos pueblos. En este proceso histórico se pueden identificar diferentes períodos.
fresco de Cnossos

El primer período, comprendido entre 2000 a.C. y 1200 a.C., corresponde al desarrollo de nuevas sociedades en la isla de Creta y más tarde en Micenas. En estos casos, la organización social y la cultura tuvieron características muy similares a las que simultáneamente se desarrollaban en Oriente.

         En el segundo período, que se inició alrededor de 1200 a.C., se consolidó la nueva sociedad, caracterizada por la existencia de ciudades-estado muy distintas de las de Oriente: las “polis” griegas como Esparta y Atenas (foto). Uno de los cambios más importantes fue que en las polis, la economía y la sociedad dejaron de estar organizadas por un Estado teocrático. En ellas, fueron las familias y los individuos quienes organizaban las actividades económicas y políticas.

El tercer período corresponde a la historia de la antigua Roma, que fue fundada en 750 a.C. Alrededor del año 100 a.C., la sociedad romana llegó a dominar las sociedades de Oriente y muchos de los pueblos establecidos en el actual territorio de Europa occidental. La guerra fue la principal actividad de los romanos. La ciudad-estado de Roma se expandió; en un principio adoptó la forma de gobierno republicano y finalmente se convirtió en un poderoso imperio.

El medio natural en el que se desarrollaron las sociedades del Mediterráneo fue y es muy diferente del medio natural en el que habitaron las sociedades de Oriente. Por lo tanto, la forma distinta en que aprovecharon los recursos y las diferentes actividades económicas que realizaron fueron la base de la conformación de una nueva organización social.

Las sociedades de Oriente, como Egipto y Mesopotamia, construyeron diques y canales para poder contener y aprovechar el agua de los ríos que se desbordaban. En cambio, los pueblos del Mediterráneo no tuvieron que construir obras de riego.  Ambas sociedades tenían como principal actividad económica la agricultura. Sin embargo, en los pueblos del Mediterráneo, las familias eran propietarias de pequeñas extensiones de tierras en las que, además de cereales, cultivaban vides, olivos, árboles frutales y sobre todo, se dedicaban a la práctica de la ganadería.

Para estas nuevas sociedades, el intercambio comercial también fue muy importante. La actividad comercial originó el desarrollo de las artesanías, especialmente la cerámica, y de la metalurgia, que eran los principales productos que intercambiaban.


Adaptado de M. Alonso, R. Elisalde y otros, El origen de la Europa moderna y el mundo contemporáneo. 3er ciclo EGB, Buenos Aires, Aique, 1997.


ACTIVIDAD N° 18:

1.         Volvé a leer el texto y ubicá en el mapa los lugares que se van nombrando.

2.        En el texto se comparan las nuevas sociedades que se desarrollaron en el Mediterráneo con las antiguas sociedades de Oriente. Ordená la información en un cuadro de dos columnas. En una columna ubicá las sociedades de Oriente y en la otra, las del Mediterráneo. En las filas anotá los aspectos que vas a comparar: propiedad de la tierra, organización política y económica, obras de riego, actividades económicas. Completá ambas columnas y luego subrayá con un color los aspectos diferentes entre cada sociedad y con otro color, los similares. ¿En qué aspectos se asemejan ambas sociedades? ¿En cuáles se diferencian?

4.       Escribí un texto breve que señale los aspectos comunes de las sociedades del antiguo Oriente con las del Mediterráneo.

5.       Organizá una línea de tiempo con los periodos en que se desarrollan las civilizaciones del mediterráneo.


VER SIGUIENTE: CIVILIZACIÓN CRETENSE